Paseos con historia en Córdoba: el Monasterio de las Carmelitas Descalzas
Rutas y Paseos retoma las escapadas que reúnen turismo con historia. Una combinación que siempre resulta apasionante. En este caso, llegamos hasta Córdoba para conocer los condimentos históricos de un lugar para no perderse.
¿Lo datos a recorrer? Una casa sin espejos. La promesa de un padre. Crónicas desde las primeras hasta las últimas monjas. conocidos sobre la Iglesia Santa Teresa y el Monasterio San José de Carmelitas Descalzas, templos icónicos de la capital provincial.
Las carmelitas descalzas del Monasterio San José, en Córdoba, vivían aisladas de sus padres, hermanos y amigos. Las separaba una reja, sin poder salir. Ni siquiera para ir al médico. Tampoco podían quitarse las túnicas, ni mirar sus propios rostros, ya que no tenían espejos.
Ya desde sus inicios, la Orden apuntó a un regreso a una vida sencilla, dedicada a entender qué quiere Dios de la humanidad. En este convento de la capital provincial, las hermanas elegían un camino de obediencia, castidad y pobreza. Lo cumplían dentro de una estricta secuencia de oraciones y silencios. Eso fue, al menos, hasta el año 1990.
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Un poco de historia de las carmelitas en Córdoba
La historia del monasterio y su iglesia comenzó en el siglo XVII. Se vincula con la frágil salud de una joven y el pedido desesperado de su padre. La historia cuenta que en el lecho de muerte de María Magdalena (de solo 12 años) Juan de Tejeda le solicitó ayuda a Santa Teresa. A cambio, le prometió levantar un templo y que la chica se convertiría en monja.
Este relato tiene un detalle extra. Fue registrado por Luis José de Tejeda y Guzmán, hijo de Juan y Ana María Guzmán, quien fuera el primer poeta argentino. En su obra “Peregrino de Babilonia”, el escritor se refería al posible destino de su hermana: “Esperaban a cada instante que se rindiese su alma”, decía. Felizmente, la niña se salvó.
Ese mismo texto es el que también describe la “concurrida” inauguración del domingo 7 de mayo de 1628. En ese momento, aunque la construcción no estaba terminada, el oficial carpintero Gonzalo Carvallo había avanzado en la colocación de las rejas del recinto. Murió antes de terminarla.
Vale destacar que Juan y Ana María destinaron su propia casa para edificar el monasterio. Más adelante, al enviudar, la mujer se convirtió en la primera monja del predio. La acompañaron sus hijas, entre las que, por supuesto, se encontraba María Magdalena.
Atractivos ocultos
El Monasterio de las Carmelitas y la Iglesia Santa Teresa están ubicados a solo media cuadra de la Plaza San Martín, de la Ciudad de Córdoba.
Sobre la construcción del templo, fue concluido entre 1753 y 1758, a más de cien años de su fundación. La fachada de esta obra es un claro ejemplo de la arquitectura colonial cordobesa. En el acceso, entre otros detalles, se ve una contrapuerta ornamentada con un colorido vitral. En tanto, el monasterio cuenta con otro atractivo oculto: detrás de un portal único en el país, funciona el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, que permite conocer extraños elementos de esta y otras casas de culto.
Entre las piezas, destaca un antiguo tenebrario, que es un candelabro de quince velas que se van apagando progresivamente durante el “Oficio de tinieblas”, en Semana Santa. También, sobresalen un altar portátil, una impresionante colección de fanales y la Cruz Relicario, que resguarda la firma de San Ignacio de Loyola.
Mutando en el siglo XXI
Hoy, el “Convento de las Teresas” es centro de una nueva transformación. Gran parte de este proceso de cambio tiene que ver con la ex Priora del monasterio Teresa Riego, quien durante 30 años integró el grupo de “monjas contemplativas”, como prefieren ser llamadas en la actualidad.
Con ese espíritu, una de las modificaciones llevadas adelante en el establecimiento fue la de quitar las rejas frontales. Se trata de una medida reciente, en contraposición al aislamiento vigente durante más de 350 años.
Además, el monasterio es el primero de Córdoba en contar con Internet y correo electrónico. Otros hitos modernos incluyen la posibilidad de que los medios de comunicación accedan al predio. Aunque, por sobre todo, vale destacar que las hermanas son libres de permanecer dentro o fuera del convento.